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Noelia Haro

Acompaño a mujeres a sanar las heridas de amor.

amorosa mujer

Mi historia personal

A los 32 años me separé por enésima vez del mismo novio, fue saltar al abismo, me costó mucho dejar esa relación que tenía desde los 23 años, mi vida estaba tan mezclada con la de él, que ya no sabía quién era yo.

Él era la única persona que tenía aquí (en España) como familia. Pero me había empujado y me caí. Cuando me vi en el suelo, supe que tenía que salir de esa casa, pero no fui capaz, así que llegó la segunda agresión física, esta vez llamé a mi psicóloga que me instó a salir de inmediato de la casa.

El maltrato físico lo podemos entender la mayoría de las personas, pero la red invisible que no nos permite salir de allí, cuesta más de verla.

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El conflicto real

Aunque salí adelante viajando y alejándome de esa expareja, yo seguía pensando en él y cuando conseguía dejar de pensarlo, lo soñaba. Llegué a pensar que eso solo podría ser verdadero amor u obsesión. Pero no, estaba en una relación abusiva, estas personas abusivas, generan una adicción en sus víctimas que se la puede comparar con la adicción a las drogas. A causa del vínculo traumático que ellos también se ocupan de generar fue que me costó tanto salir de la relación y cuando conseguí escaparme comencé a tener éxito en mi profesión, no había nadie manipulándome y haciendo perder mis fuerzas, esto ya fue un cambio considerable en mi vida. Pero igual sentía una sensación de profunda tristeza y recién después de estudiarlo conseguí comprender qué fue lo que había vivido durante tantos años. Había estado inmersa en una relación abusiva, no tóxica, esto es bien distinto.

Me costó comprender por qué a pesar de separarme de alguien que me hacía mal, finalmente siempre decidía volver con él, superada esta etapa, no hacía más que encontrarme con hombres que me trataban igual. Estudiando aún más el tema una de las cosas que entendí es que las niñas que nos hemos sentido abandonadas, o no queridas, cuando somos adultas hacemos lo que sea necesario por un poco de amor, aunque no sea sano.

El comienzo de la superación

Pero el entenderlo no me hizo superarlo, la compresión alivió a penas un poco la culpa que sentía por no poder conseguir una relación estable creía que tenía un defecto. Fue solo cuando profundicé en este tipo de vínculos que comencé a sentirme valiosa. Lo primero que me llevó a este sentimiento fue saber que estas personas abusivas eligen como víctimas a otras personas con grandes cualidades ya sea en el ámbito laboral o humano, gente con amor propio y confianza en sí mismas. Cualidades todas que las pueden hacer exitosas y por eso se acercan, solo que ellos lo destruyen todo a su paso. Y no como algunos terapeutas que me decían que yo no tenía autoestima y debía de aprender a amarme, perdonar lo sucedido y seguir adelante. Esto solo aumentaba mi disonancia cognitiva (incomprensión) y mi dolor por no conseguirlo. Porque yo estaba debilitada, desmoralizada y sin fuerzas para salir de allí, pensando que luchar era en vano. Pero no era para nada mi esencia, yo sí tenía amor propio, solo necesitaba claridad y alguien de aliada que en ese momento fue mi psicóloga.

Mi experiencia profesional

Pasé varios años de soledad, muy entretenida eso sí, viajando con mi profesión de profesora y bailarina de danza del vientre, que venía viviendo desde los 25 años. Y fueron 11 años en total de trabajo intenso. Aquí aprendí mucho sobre el cuerpo femenino, la conexión con nosotras mismas, nuestra sensualidad y sexualidad. Todos los talleres de conciencia corporal, respiración y teatro del movimiento llegaban cada vez a una capa más profunda de comprensión. Esto ayudado del gran cansancio físico, hizo que aprendiera a desarrollar técnicas para aprovechar al máximo las fuerzas.

Con la importancia que le doy al bienestar del cuerpo, estudié y más tarde trabajé como masajista, encontré que aquí las personas me contaban sus problemas de pareja y muchos dolores emocionales que no habían contado a nadie. Esto me hizo refexionar, estaba escuchando su dolor emocional y tratando su cuerpo físico y con mis conocimientos de Bioneuroemoción que vengo siguiendo desde el 2013, encontraba las relaciones entre los dolores y cómo cuando se aliviaba el emocional, también lo hacía el físico.

Estas reflexiones me llevaron a estudiar en 2018 el Coach sexual y de parejas, en 2019 postgrado en Bioneuroemoción y en 2020 convertirme en Facilitadora en conexiones cuánticas, además de diversos cursos de tantra y relaciones conscientes.

Mi propósito
Mi experiencia personal me ha llevado a querer acompañar a mujeres que no consiguen tener una relación estable, por apegarse a hombres que la tratan algunos días bien y otros no. Aprendí que para que esto mejore, debe de reconectarse con su amor propio y una fuerte convicción de merecimiento. Conozco la importancia de estar a su lado en mis cursos ayudándolas a transitar un camino tantas veces recorrido por mí, en busca de superación.
Resiliencia y entrega

Hoy viendo mi vida como una película comprendo cuánto me costó salir adelante y me cuestiono: ¿Cómo habiéndome sentido tan sola y con una gran desvalorización (creada artificialmente), llegué a hacer todo lo que hice?

Descubrí varias cosas que me sacaron adelante, por un lado, que desde muy pequeña había hecho mucho deporte y después danza, eso me hizo muy consciente de mi cuerpo, saber qué le pasa y qué necesita en cada momento.

Hay cuatro actitudes que me empujaron hacia adelante y fueron; mi gran sentido del humor, mi mente soñadora, la soledad como compañera de duros momentos y el gran amor que he puesto y pongo siempre en todo lo que hago. Hace muy poco escuche una frase que dice que las aptitudes suman, pero las actitudes multiplican. Así pude comprender y aceptar mi éxito.

Desarrollé este curso asumiendo él propósito que sentí de ayudar a mujeres como yo a que puedan conseguir una estabilidad emocional, disfrutar de estar enamoradas y dejar de sentir que el amor duele.

Atrévete a comenzar un nuevo camino y decide tú quién quieres ser en tus relaciones.

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